No one else...

Lo miró a los ojos, y sin saber la razón exacta se dio cuenta de lo que ocurría, algo de lo que ni siquiera se había percatado antes; había encontrado la pieza faltante del rompecabezas que llevaba por corazón, quedando sellada únicamente por la sonrisa y el beso siguientes. Ya no hacía falta nada, solamente devolver la sonrisa, que resultó ser totalmente nueva  a diferencia de la imitación que normalmente usaba, entregando sin querer la mente a una bella perdición, un sueño dulce a mitad de la noche que dibujaba una sonrisa aún estando dormida, regalando la misma sensación del abrazo que llegaba cada vez que se encontraban y despedían, robando un suspiro al mirar las fotografías, quienes detenían el tiempo cada vez que estaban juntos. Era todo lo que ella necesitaba, la pieza que tenía un nombre ... tu nombre...

Hyde...

I'm starting to lose myself again. giving up another battle made of the old ones, but bigger, this can´t be real, the darkest eyes I've ever seen must be an illusion, there's no way he could be mine, not even human, I'm quite sure he's not there, it's just another game coming from my mind, sick for so long...

Muero

Muero,

a la ausencia de tu tibio abrazo,

de tu dulce beso,

en el vacío de tu caricia

y tu corazón latiendo,

muero en la distancia de forma y tiempo

muero a conciencia y también sin saberlo,

muero hasta el momento de verte de nuevo,

hasta poder decirte otra vez que te quiero.

¿Existo?

¿Cómo saberlo? Si desde el momento en que lo pienso soy tan imaginaria como los demás queriendo y aparentando no serlo, caminando con la cabeza gacha por miedo a que alguien pueda verme y creerme realidad, intentando deshacerme de la maraña mental de ideas que poco a poce me consumen bajo mi conocimiento y supervisión, riéndose de mis intentos de evitarlo esforzándome por sentir un amor que repentinamente se transforma en odio y desesperación mezclados con el agrio sabor de la derrota al tener que despedirme. Batalla tras batalla pierdo un poco más de mi quedando a mi paso sólo una ligera brisa que desaparece en cuanto alguien más pasa, quitándome la existencia que me queda, ocupando lo que en algún momento fueron mis pasos y mis palabras...

No, no existo, soy un producto de mi imaginación...

¿Olvidarte?

El olvido no existe,

es sólo una invención para atenuar el dolor

uno siempre recuerda

pero sin la misma fuerza que tuvo alguna vez.

Dos veces te perdí

pero sólo una te busqué

traté de alejarme

pero nunca lo logré.

Guardé en una caja bajo mi almohaba 

los besos que no te llegué a dar,

y trato de encontrarte en sueños

aunque no apareces jamás.

Escondí bajo mi cama las sonrisas

se han empolvado tras cajas vacías

que hace much no quiero llenar,

conservadas para los abrazos,

esos que ya no existen más.

Quise quemar las miradas

las dulces, las amrgas

se resistieron a la ,uerte,

y se quedaron en las ventanas.

Lo único que aún no guardo,

fue el recuerdo de mi mente,

rechaza siempre el irse,

insiste en estar presente.

Lo único que no conservo,

no por sensatez, ni temor

fue algo muy importante,

el cariño que te llevaste, amor.

Al final...

Desperté en medio de la noche, alguien desde el otro lado de la habítación me observaba sentado en una silla que nunca había estado ahí, me levanté y al acercarme me di cuenta de que era una mujer con un largo vestido negro y una capa del mismo color, que me miraba fijamente con ojos totalmente blancos...

- Perdiste - Me dijo con una voz ronca, que parecía ser mi propia voz

- ¿De qué hablas? - Pregunté extrañada

- No me reconoces ¿cierto?

- Dímelo - Repondí desafiante

No respondió nada, se puso de pie, y en ese momento se desvaneció.

No pude dormir.

Por la mañana me levanté con los ojos vidriosos, no podía dejar de pensar en esa sombra, nada extraordinario pasó, pero tuve miedo al dormir...

Volví a despertar, sólo porque tenía la sensación de que alguien me observaba, estaba ahí de nuevo...

- ¿Qué es lo que quieres? - Dije a media voz

- No quiero nada puesto que ya lo conseguí - Dijo con una sonrisa dibujada ligeramente

- ¿De qué hablas? - Pregunté extrañada

- Te quité lo que más querías y aún no te has dado cuenta - Dijo burlándose, con la misma voz que había usado la noche anterior, una voz que parecía mía

- ¿A qué te refieres? 

Se acercó un poco y movió su capa hacia un lado, lo que vi me horrorizó; un muchacho en el piso con heridas en los brazos y golpes en la cara, tenía las manos atadas a la espalda y temblaba, pero no veía, la venda que llevaba sobre los ojos me daba escalofríos, ¿Qué habría debajo de ella? Acto seguido, la mujer hizo dos cosas; quitó la venda de los ojos de él y se acercó a mi hasta que pude ver su cara... mi cara... me sonrió tal como yo lo hacía cuando me sentía feliz. Él me miró desesperado, pero sin poder decir nada, caminé hacia atrás hasta caer de espaldas mientras me daba cuenta de lo que pasaba... ella tenía razón, había ganado de nuevo, me había quitado lo que más quería y ahora se lo llevaba... empezó a caminar hacia él mientras sacaba algo de la capa, con un moviniento de su mano hizo que se pusiera de pie mientras yo trataba de levantarme, se detuvo cuando estuvo detrás de él y me miró de nuevo...

- Me dejaste ganar ¿sabes? - Se burló

- No, no puedes hacer esto - Le dije entre sollozos

- Ya lo hice - Respondió secamente

No pude hacer nada más... vi lo que había sacado de la capa, una daga afilada que brillaba incluso en la oscuridad, la clavó en el pecho de él, justo a la altura del corazón, y sentí también la daga entrando en mi pecho... Si... lo había vuelto a hacer... Me dejé caer de nuevo, mientras escuchaba a lo lejos música, palabras que ya conocía, pero que se escuchaban con una voz diferente... 
Everything´s gonna be ok... my love... everything will be fine... it's all over now...

Diario de un asesino

Desperté por la mañana sudando frío, la necesidad de sangre me consumía...

Salí y como de costumbre entré a la cafetería de siempre me senté en una de las pocas mesas libres que quedaban y se acercó el muchacho que me preguntaba qué quería tomar, aunque ya lo sabía, un café y nada más...

Me incliné un poco sobre la mesa mientras buscaba en el priódico alguna nota sobre mi último asesinato... nada en el periódico normal, no me creían merecedora de la mención, sólo en un periódico de los que la gente compra por morbo estaría la nota... No, yo merezco la primera plana de un periódico renombrado, necesito algo mejor... En ese momento entró a la cafetería una muchacha seguida de su novio, y se sentaron en la mesa a un lado de donde yo estaba sentada, me llenó de ira verlos sonriendo, algo que yo no hacía desde hace mucho...

Tomé la taza de café, y al hacerlo me fijé en las marcas que tenía en la muñeca, la mayoría cicatrices, otras cicatrizando apenas, y recordé la razón de todas y cada una de ellas... Regalé una partde mi alma a quien no la merecía, y ahora no podía sonreir si no era viendo a alguien morir...

Terminé el café y salí caminando sin rumbo fijo, aunque inconscientemente sabía lo que esperaba, seguí caminando pero nunca sin apartarme demasiado de la cafetería, quería saber a dónde iría aquella pareja a la que ya odiaba sin conocerlos siquiera... Salieron después de un par de horas y los seguí sin que se dieran cuenta casi todo el día, al anochecer salieron de un pequeño restaurante en un sitio un poco apartado, debían cruzar una calle poco transitada así que saqué la navaja que siempre usaba y caminé cerca de ellos, en el momento que menos esperaban los sorprendía y amenacé a la chica con la navaja en el cuello mientras la usaba de escudo contra su novio, él  no tuvo más remedio que hacer lo que le decía, se arrodilló frente a las dos e hice que la muchacha le atara las manos a la espalda, luego la golpeé y calló, me arodillé a un lado mientras me pedía que no le hiciera nada a ninguno de los dos, su novio no hacía otra cosa mas que decirme que me mataría.

- No podrás hacerlo - Respondí

La asesiné frente a él, empezó a gritar, y lo silencié con una patada en el estómago...

- ¿Qué te hicimos? - Preguntó con la voz que le quedaba...

- Sonrieron frente a mí...

Sin pensarlo, se aferró al último aliento que le quedaba, guardando la esperanza de que alguien le diera un poco de su aire, pero empezando a quedarse resignada, entonces lo vio aparecer, igual en muchos aspectos, pero tan diferente el uno del otro que al besarlo supo lo que nadie podría haver adivinado: de nuevo estaba viva.

Desapareció con su última sonrisa

la felicidad, la tristeza y la ira se fueron con él,

el brillo en sus ojos y la voz, se alejó dejando tras de sí el único rastro de su existencia, el sonido del silencio de un beso en la memoria.

Mientras ella lloraba en el rincón de el salón, él se acercó, secó sus lágrimas y le dijo al oído

"Siempre estaré aquí para ti" 

Y ella le creyó, sabía que era cierto, que él se quedaría por siempre, dejó que se sentara a su lado y recargó su cabeza en su hombro, cerró los ojos, y en ese parpadeo él se fue, nunca había existido...